La artritis psoriásica no siempre se ve, pero se siente. Se cuela en la rutina, en los movimientos más simples, en el deseo de hacer cosas cotidianas… y a veces las detiene. No es solo dolor en las articulaciones o una erupción en la piel: es el reto diario de adaptarse a un cuerpo que a veces parece no reconocerse.
💬 “Hay días en los que abrir un frasco o subir escaleras se vuelve un verdadero desafío. No por falta de voluntad, sino por un cuerpo que duele incluso cuando estás en reposo”, cuenta Laura, diagnosticada a los 36 años.