Imagina que tu aorta —la arteria principal que lleva sangre desde tu corazón al resto del cuerpo— es como una manguera de jardín. Con el tiempo, por presión constante o debilidad en la pared, puede comenzar a ensancharse… y eso, en medicina, lo llamamos aneurisma.
Cuando ocurre en la parte del pecho, hablamos de un aneurisma de la aorta torácica.