Imagina que cada día te levantas para ir a trabajar con la ilusión de cumplir tus metas, dar lo mejor de ti y construir tu futuro. Pero con el tiempo, comienzas a notar algo extraño: te falta el aire, sientes presión en el pecho, y la tos no se va. No es un simple resfriado… es tu cuerpo diciéndote que algo en tu entorno laboral está afectando tus pulmones.
Esto es lo que viven muchas personas con asma ocupacional.