Imagina que tu cuerpo es como una ciudad llena de carreteras, y tu sangre, como el tráfico que fluye por ellas, lleva todo lo necesario para que cada rincón esté vivo. Ahora, ¿qué pasaría si de repente una de esas carreteras se bloquea o se rompe? Cuando ocurre un accidente cerebrovascular (ACV), eso es lo que pasa: una interrupción súbita del flujo sanguíneo en el cerebro, un lugar donde cada segundo cuenta para la vida y el bienestar.