Imagina mirar el mundo y notar que las palabras empiezan a bailar en la página, que los objetos se vuelven difíciles de reconocer, que leer un cartel o encontrar las llaves se convierte en un rompecabezas diario. No porque tus ojos fallen, sino porque tu cerebro ya no puede interpretar lo que ve.
Esto es lo que muchas personas viven a diario con la Atrofia Cortical Posterior (ACP), una enfermedad neurológica rara y poco conocida, que afecta principalmente la región posterior del cerebro responsable del procesamiento visual.